SEGUNDA DE JUAN
Esta epístola es como un resumen de la primera; en pocas palabras, trata
los mismos puntos. La
señora elegida es elogiada por la educación virtuosa y religiosa de sus
hijos; se le exhorta a
permanecer en la doctrina de Cristo, a perseverar en la verdad y a
evitar cuidadosamente los
engaños de los falsos maestros. Pero el apóstol le ruega principalmente
que practique el gran
mandamiento del amor y la caridad cristianos.
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Versículos 1—3. El apóstol saluda a
la señora elegida y a sus hijos. 4—6. Expresa su gozo por la
fe y el amor de ellos. 7—11. Les advierte contra los engañadores. 12,
13. Y termina.
Vv. 1—3. La religión vuelve los cumplidos en
verdaderas expresiones de respeto y amor. Un
discípulo anciano es honorable; un apóstol y líder anciano de los
discípulos lo es más. La carta es
para una noble señora cristiana y sus hijos; bueno es que el evangelio
se halle entre ellos: algunas
personas nobles reciben el llamado. Las familias tienen que ser animadas
y dirigidas en su amor y
deberes hogareños. Los que aman la verdad y la piedad en sí mismos,
deben amarla en el prójimo;
los cristianos amaban a esta señora, no por su rango, sino por su
santidad. Donde esté de verdad la
religión, se quedará para siempre. —De las Personas divinas de la deidad
el apóstol les desea la
gracia, el favor divino y la buena voluntad, la fuente de todas las
cosas buenas. Indudablemente es
gracia que la bendición espiritual sea dada a los mortales pecadores. La
misericordia y el libre
perdón, porque los que ya son ricos en gracia, necesitan perdón
continuo. Paz, tranquilidad de
espíritu, y conciencia limpia, en la reconciliación asegurada con Dios,
junto con toda prosperidad
externa que es realmente para siempre: estas son deseadas en verdad y
amor.
Vv. 4—6. Bueno es haber sido enseñado
tempranamente en la religión; los niños pueden ser
amados por amor de sus padres. Dio gran gozo al apóstol ver a los niños
andando en las huellas de
sus padres, y probablemente, a su vez, apoyando al evangelio. Que Dios
bendiga más y más a esas
familias, y levante a muchos que imiten su ejemplo. ¡Qué agradable es el
contraste con los muchos
que infunden la irreligiosidad, la infidelidad y el vicio en sus hijos!
Nuestro camino es verdadero,
nuestra conducta es buena, cuando están de acuerdo con la palabra de
Dios. Podría decirse que este
mandamiento de amor cristiano mutuo es un mandamiento nuevo porque fue
declarado por el Señor
Cristo, pero, en cuanto a su tema, es antiguo. Este es el amor a
nuestras almas, que obedezcamos los
mandamientos divinos. La visión anticipada de la declinación de este
amor, y de otras apostasías o
desvíos, puede ser la explicación de esta exhortación del apóstol al
deber y la obediencia a este
mandamiento con frecuencia y fervor.
Vv. 7—11. Se describen el engañador y su engaño:
él trae error acerca de la persona y oficio del
Señor Jesús. Tal es un engañador y un anticristo; engaña a las almas y
sabotea la gloria y el reino
del Señor Cristo. No pensemos que es raro que ahora haya engañadores y
opositores del nombre y
la dignidad del Señor Cristo, porque los hubo en los tiempos de los
apóstoles. —Mientras más
abunden los engañadores y los engaños, más alertas deben estar los
discípulos. Triste es que los
espléndidos logros en la escuela de Cristo se pierdan para siempre. La
manera de ganar la
recompensa plena es permanecer veraz a Cristo y constante en la religión
hasta el final. El aferrarse
firme a la verdad cristiana nos une a Cristo, y por Él, también al
Padre, porque ellos son uno.
Descartemos igualmente a los que no permanecen en la doctrina de Cristo
y los que transgreden sus
mandamientos. Cualquiera que no profesa ni predica la doctrina de
Cristo, respetándole como Hijo
de Dios, y la salvación de la culpa y del pecado por medio de Él, no
deben ser notados ni tomados
en cuenta. Pero en obediencia a este mandamiento debemos demostrar
bondad y buen espíritu a los
que difieren de nosotros en asuntos menores, pero sostienen firmemente
todas las doctrinas
importantes de la persona de Cristo y de la santa salvación.
Vv 12, 13. El apóstol refiere muchas cosas a una
reunión personal. Pluma y tinta eran medios de
fortalecer y consolar al prójimo, pero verse es mejor. La comunión de los
santos debe ser mantenida
por todos los métodos y debe llevar al gozo mutuo. En la comunión con
ellos encontramos mucho
de nuestro gozo presente y esperamos la felicidad para siempre.